Con nominaciones a los Oscars para prácticamente toda película que
rodó en su Irlanda natal, y considerado todo un experto en dramas, Jim
Sheridan ha contado siempre con el respaldo de la crítica y también del
público.
Sin embargo, desde que puso un pie (¿el izquierdo?) en Hollywood, las cosas no le están yendo tan bien.
Le dio una oportunidad al rapero Curtis ‘50 Cent’ Jackson para que debutara como actor en una película casi autobiográfica, y la acogida que tuvo ésta no fue muy entusiasta. Dos años más tarde, en 2009, rodó su primer remake, ‘Brothers’, y el resultado fue un notable drama que, pese a estrenarse en Diciembre en EE.UU., acabó siendo completamente ignorado por la Academia y obteniendo tan sólo dos ‘tristes’ nominaciones (mejor actor y mejor canción) a los Globos de Oro.
Ahora regresa a nuestras pantallas con una película como ‘Detrás de las paredes’, a priori, bastante alejada de lo que hemos visto hasta ahora en su filmografía.
Con la idea de poder pasar más tiempo con su familia, Will Atenton (Daniel Craig) decide dejar su exitosa carrera de editor en Nueva York para trasladarse con su mujer Libby (Rachel Weisz) y sus dos hijas a un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra. Una vez allí, descubrirá que la casa que habitan fue el escenario de un terrible asesinato. Investigando las causas de la tragedia, Will conoce a Ann Paterson (Naomi Watts), una vecina que había conocido a la familia que murió en la casa.En ese preciso instante es cuando la trama empieza a cobrar verdadero significado, y el misterio gana algún que otro punto extra. Sin embargo, la falta de cohesión en algunos detalles y la indecisión o el intento por abarcar demasiados géneros termina por estropear lo que, de partida, era una buena idea (o cuanto menos, interesante).
Una familia que se muda a un nuevo hogar; una casa en la que años atrás hubo un asesinato; sucesos extraños a medida que pasan los días. Con semejante panorama cualquiera pensaría que nos encontramos ante la típica película de fantasmas con casa encantada de por medio. Y es que así nos han vendido la película, y así nos lo transmite la misma durante buena parte de su comienzo.
Sin embargo, aquí el guionista juega al despiste con el espectador durante un buen rato para, posteriormente, darle la vuelta a la tortilla con un sorpresivo -siempre que no hayas visto el destripante tráiler- golpe de efecto.
Mientras se trata de darle una vuelta de tuerca a una historia que en principio parece trillada, se acaba sucumbiendo a otro tipo de clichés, convirtiéndose finalmente en una ‘película modelo’ del subgénero psicológico. Y sólo con citar a otras producciones similares como SPOILER- ‘Identidad’, ‘El corazón del ángel’, o las más recientes ‘Shutter Island’ y ‘The Ward’ -FIN SPOILER, uno sabe de sobras por dónde van los tiros, e incluso se podría atrever a deducir el final de la historia.
Por tanto, la cosa empieza a resultarnos un tanto previsible, pero ese no es su (mayor) problema. Su principal error es no haber sabido finiquitar la incógnita que nos plantea.
El desenlace, forzado y precipitado, desluce los logros en suspense e incertidumbre conseguidos anteriormente. Los personajes están bien establecidos, pero se dejan algunos detalles en el aire (SPOILER– se intuye por ahí una infidelidad que atañe a los personajes de Craig y Watts, pero luego no llega a concretarse -FIN SPOILER) y otros directamente se meten con calzador.
Y ya la puntilla de todo es un breve desliz hacia un género del que parecía en un principio querer huir y que termina dejando la película en tierra de nadie (SPOILER-que el espíritu de la mujer le eche una mano al marido cuando el malo malísimo le está disparando rompe con las bases psicológicas anteriormente establecidas -FIN SPOILER)
‘Detrás de las paredes’ (absurda retitulación made in Spain de ‘Dream House’, dicho sea de paso) funciona medianamente bien en su faceta intriga, y logra apañárselas para embaucar al espectador sin que éste se sienta demasiado estafado aún con las trampas características de este tipo de propuestas, pero en su último tramo pierde un poco los papeles, flirteando torpemente con la mezcla de géneros o la ambigüedad misma de la propuesta, y resolviendo la trama de manera atropellada y facilona.
Es evidente que estamos ante un producto absolutamente alimenticio por parte de Sheridan, quién, por otro lado, quiso desentenderse del resultado final tras las continuas desavenencias con los productores durante la escritura y producción de la película.
Y es una lástima que en medio de todo esto haya un señor reparto que, desde luego, merecía algo mejor con lo que dejarse ver en pantalla.
Fuente: Tublogdecine.es
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